La master class de hoy se centrará en el análisis del concepto “radicalización” de un mazo, y en qué estrategias deberemos emplear para sacarle el máximo partido. En cualquier baraja competitiva existe un conjunto de cartas cruciales que nos permiten alcanzar nuestro objetivo, ya sea combar al oponente con infinitos turnos, reducir su número de vidas o dejarle sin mazo, etc. Consecuentemente, el equilibrio entre el conjunto de cartas “cruciales para la victoria” y las “defensivas” debe ser perfecto para asegurar la victoria de cualquier mazo. Por lo tanto, la “radicalización” será el incremento del conjunto de cartas cruciales en detrimento de las defensivas. Como es obvio, cuanto más radical sea una baraja menos recursos defensivos tendremos, y viceversa. Si lo radicalizamos demasiado quizá obtendremos victorias aplastantes, pero no tendremos bazas para plantar cara en partidas cuesta arriba. Por el contrario, un mazo demasiado “cagueta”, puede generar una dinámica contraproducente, en el que deba emplear demasiados turnos para ganar o bien obtener la victoria sólo con buenas manos. En el peor de los casos, el resultado será una baraja conocida como “ni chicha ni limoná”. Cuando un oponente os pregunte “oye, tu mazo... de que va??” significa que os habéis de replantear si el equilibrio entre ataque y defensa es el adecuado. Como el movimiento se demuestra andando, veremos algunos ejemplos prácticos en Eternal:
Legacy, Burn!, la radicalización al poder.
Sin duda, uno de los mazos más radicales. Puedo presumir de haber jugado Burn! durante mucho tiempo y si algo he aprendido es que la filosofía de esta baraja debe ser o bien ganar quemando o morir dignamente en el intento. Como muy bien decía Manel Gómez en un post reciente del Team Pataners, Burn! confía ciegamente en el Top Deck, por lo que la inclusión de cartas que no hagan daño directo, o bien de coste elevado no tiene sentido. Si nos bajan un cáliz de vacío de 1, un círculo de protección o una Trinisphere pues sencillamente la partida estará muy difícil y seguramente saldremos derrotados. Las únicas bazas que eviten una radicalización excesiva serán la diversificación de costes (p.e. incluir cartas de coste 1R, como Incinerar, Magma Jet, Pyrostatic Pillar, etc) o bien jugar Shatters o Smash to Smitheres en lugar de los clásicos Shattering Spree para evitar los cálices de 1. De todas formas, no radicalizar Burn! va en contra de su filosofía intrínseca, así que como dice un amigo mío “The lost to the river” (de perdidos al río)
Vintage/Legacy Red Deck Wins, ejemplo del equilibrio.
La línea evolutiva de las RDW no está clara; algunos dicen que se trata de una “desradicalización” de las Burn! y otros que de la antiquísima Sligh deriva tanto Burn! como RDW. Sea como fuere, RDW reúne elementos de daño directo propia de las Burn! (Relámpago, Chain Lightning, Magma Jet, Fireblast, Descarga de Lava), criaturas rápidas y letales (Mogg Fanatic, Grim Lavamancer, Figura del Destino, Vexing Susher, Tarmogoyf (si splasheamos verde), etc), destructores de artefactos (Shattering Spree, Disenchant (si splasheamos blanco)), anticriaturas (Espadas en Guadañas, Cryoclasm, Pyrokinesis, Pyroclasm, Llegar al Límite), permanentes de daño directo (Sulfuric Vortex, Pyrostatic Pillar, el obsoleto Horno de Rath, Vapores Sulfúricos), reiniciadores de mesa (Barril de Pólvora, el obsoleto Disco de Nevinyrral, etc), recursos para el efecto de “mano vacía” (Pergamino Maldito) y finalmente mucho “hate” en el banquillo (Aguja Medular, Tormento Eterno, Luna de Sangre, Precio del Progreso, Ráfaga de Fuego, etc). La combinación de todos elementos es la clave para generar una baraja agresiva (mucho menos radical que Burn!) pero con ciertos elementos para la defensa y el control. RDW se basa en el equilibrio agresivo, sin embargo ciertas decisiones equívocas la pueden convertir en una “ni chicha ni limoná”. Por ejemplo, incluir demasiados Pergaminos es un error, ya que en los primeros turnos será una carta muerta. Por el contrario, excedernos en el número de cartas de daño directo restará poder a nuestros permanentes. Además, el Top Deck de RDW es mucho más flojo que Burn!, de manera que la estrategia a seguir será la de bajar en primer lugar criaturas rápidas, rascar el máximo daño que podamos, seguir con las chispas y finalizar con el Pergamino. La variedad de recursos es elevada, aunque deberemos meditar la proporción de cada uno de ellos. Normalmente se deberán llevar 12-16 chispas, 12 criaturas, 4-7 permanentes “dañinos” y “self-service” en el resto. Por último, también podremos variar la base de maná respecto a la Burn!; cabe la posibilidad de incluir fetchlands o bien jugar la clásica base de montañas, aumentar chispas y disponer de los Ankh de Mishra. Cualquier ejemplo de RDW Vintage/Legacy de
http://www.deckcheck.com/ puede ser realmente válido como orientación.
Vintage/Legacy Ad Nauseam-Tendrils, piloto automático y radicalismo límite.
Algunos acusan a Burn! de ser una baraja fácil de jugar, sin embargo he de estar en desacuerdo. Tirar o no tirar una chispa puede marcar la victoria o la derrota en una partida, de modo que hemos de leer muy detalladamente el juego del adversario. En cambio Ad-Nauseam-Tendrils, sí que es, en mi opinión, sencilla de jugar. Simplemente, nos la suda lo que haga el adversario; buscaremos el Ad Nauseam con el Mystical Tutor (normalmente en Legacy) y a robar con un descosido, jugar un Canto de Orim, un Pacto de Negación o Angel’s Grace si procede y a combar que da gusto. Si nos bajan un cáliz de cero, nos extirpan los Ad Nauseam o bien el perro se come la baraja en medio de la partida nos da lo mismo. En el Ad Nauseam-Tendrils no cabe el equilibrio ni la moderación. Cualquier carta de “defensa” (exceptuando los Angel’s Grace, Cantos de Orim o Pactos de Negación) será un engorro para combar, de manera que otra vez una muestra clara de “the lost to the river”.
Vintage Tezzeret’s Time (TT)/Grinding Servants (GS), equilibrio entre defensa prolongada y ataque rápido.
Estas dos barajas comparten muchos motivos en común; se trata de estrategias basadas en el combo-control y que emplean un tutor clave para poner en mesa los elementos necesarios para la victoria (artefactos en ambos casos). En el caso de TT se empleará al Planeswalker para poner el Time Vault en juego y generar turnos infinitos. En cambio, GS lo empleará para tutorar la muela y los pintores. En detalle, el ataque será rápido, agresivo y fulminante; un Tezzeret en mesa significará, en el 90% de los casos, victoria en el presente o próximo turno. Sin embargo, deberemos disponer de múltiples elementos defensivos; Enginereed Explosives (sobretodo para agujas medulares), disrupción (Mana Drain, Force of Will, Thoughseize, Duress, Mindtwist) y los mejores tutores no solamente para buscar los elementos ganadores, sino también para garantizar un Bouncer o un limpiamesas en el momento oportuno. Por lo tanto el juego que desarrollaremos deberá tener una mentalidad “aggro-defensiva”. Por una parte aguantar el envite del adversario, y por otra dar el toque de gracia con el combo. Tanto en GS como en TT, el equilibrio entre “radicalización” y “defensa” será más que “físico” (proporción de cartas), sin duda “mental”. En relación a este último punto, un exceso de precaución puede hacer que nos quedemos con el combo en la mano mientras el adversario nos gana. Por otra, una mentalidad demasiado agresiva puede hacer que perdamos el juego y los papeles. Por ejemplo, si bajamos un Tezzeret y no tenemos los elementos necesarios para protegerlo un simple Bouncer o Aguja Medular puede provocar nuestra derrota. En estos casos, los skills propios del jugador determinarán cuando pasar a la acción y cuando se requiere un poco más de paciencia y conseguir ese Mana Drain o Thoughseize que nos saque de dudas.
Conclusiones Finales.
Como hemos podido comprobar mediante los diversos ejemplos del presente artículo, existen barajas que por naturaleza son mucho más radicales que otras, y que en basan en este hecho sus opciones de victoria. Del mismo modo, es fundamental no alterar el equilibrio intrínseco (desplazado hacia la radicalidad o a la defensa) de una baraja, de lo contrario podremos provocar ciertos efectos contraproducentes, como por ejemplo incrementar la lentitud de la misma o bien disminuir su agresividad, con lo que perderemos opciones de victoria. En definitiva, forzar una baraja hacia un equilibrio no consonante con su naturaleza siempre nos creará problemas de jugabilidad. Por otra parte, existen mazos bastante “equilibrados” con muchos recursos en cuanto a ataque y opciones defensivas o de control. No propasar la “delgada línea roja” respecto a la proporción de las cartas empleadas será fundamental para conseguir una baraja competitiva y capaz de salir de las situaciones más complicadas. En conclusión, el control de la “radicalización” es uno de los conceptos cruciales en el Magic competitivo y uno de los elementos más difíciles de proporcionar para poder generar mecánicas ganadoras.